Bienvenidos

Vuelo por el mundo con el alma,
más no con el cuerpo.
"Mi alama no tiene pies"

lunes, 26 de enero de 2009

16 de noviembre del 96


Un pequeño de tan solo 8 años de edad murió un sábado de invierno exactamente a las 8 horas con 15 minutos de una enfermedad terminal, tuberculosis. Según dicen los doctores, hicieron todo lo posible pero la enfermedad ya era muy extensa.

Era una noche de frío interminable una noche oscura y triste, triste para los familiares que aguardaban en la sala de espera. En algunos minutos los doctores llegarían con nuevas noticias.
De pronto un silencio profundo envolvió todo el cuarto…

La madre del pequeño Luis entró corriendo a la habitación,
ya era tarde, tarde para el cuerpo sobre la tierra.
Lo tomó entre sus brazos y le cantó una corta canción de cuna como si se estuviese tratando de un Bebé.
Lo arrullaba y acariciaba, al mismo tiempo que llevaba sus mejillas a los labios de ella.
Después de un rato le dijo en voz baja.

Talvez te retrases, talvez sea largo el camino, o quizás no veas a Dios
Pero se que en un momento después de esta vida, después de esta carne que nos condena y nos hace felices; te encontraré contento, y caminaremos juntos tomados de las manos por las calles futuras de la siguiente vida.

sábado, 10 de enero de 2009

Mayo 13: Encontré un jardin de gardenias antes de ver a papá

El tiempo era algo olvidadizo entonces, ese día fue uno de muchos otros donde deja de recordarme.

Las calles iban repletas de gente y gente sobre esta misma gente, niños, señores, ancianos. Cuerpos rodantes que andaban y andaban talvez con intención.
Yo iba entre ellos, viendo vagabundos pidiendo limosnas, viendo como el cielo se despejaba de las nubes casi negras.
Mi andar era alegre y mi cuerpo se movía justo como si estuviese girando y girando en una ruleta sin parada.
Todo era perfecto, me encontraba en el punto exacto
-pero había algo raro en mis pies,
-ellos me llevaban a donde yo no iba,
-primero caminaban despacio,
-luego corrían como si buscarán algo,
¡Como si mis pies olieran!,

De pronto mi nariz lo percibió, ahora ella también lo sabía.
Ya no me encontraba entre la muchedumbre, ya no iba hacia el mismo lugar,
-empecé a sentir frío.
¡OH no!,
-esto si que era helado
-me abrigué con la chamarra verde que llevaba en la mano izquierda
y seguí mis pasos.

Por mis expectativas me encontraba aun en Monterrey, justo en la avenida Villagran, no podía creer lo que mis ojos veían, esta justo en la casa más hermosa con la que había soñado desde que la vi un día cualquiera arriba de un autobús cualquiera.
Era más grande que dos casas juntas,
-Y hablo de dos casas castillo.
Tenía tejado real y chimenea, alcoba, desván, enredaderas que cubrían mayor parte del frente, despejando un poco las ventanas. También tenía una habitación en el segundo piso que en vez de tener paredes tenia vidrios y esto hacia que todo se viera hacia fuera, era como un lugar de lectura y meditación, era alegre y silencioso.
Se veía vieja, oscura, con manchas en todo su contorno pero esta vista la hacía aun más valiosa para mí.
¡Dios!,
-debí traerme guantes,
-empezaba a sentirme realmente fría,
-como muerta.




Por fin, entre en aquella inmensidad que de cierta forma ya me esperaba. Bueno al menos eso creí yo. Era tal y como yo la imaginaba por dentro, toda una reliquia, como un museo. Alfombras, cuadros, espejos altos, mil habitaciones y soledad.
Me pase horas admirando aquel lugar que más y más me atrapaba en éxtasis, me sentí verdaderamente consumida.

Una luz muy grande me impactó, era justamente por el pasillo que daba al patio trasero, una puerta de madera y cristal se abrió ante mí, haciéndome perder por un instante la vista ante tremenda luz.
-Me tomó,
-fui hacía ella,
-sentí más frío y más…




De pronto todo se calmó un poco, dejándome abrir lo ojos,
el frío terminó ahí,
la inmensa luz era el frío y lo que mis ojos veían no podía haber sobrevivido a una helada así.
Era un jardín, un jardín repleto de gardenias. Sentí como tal aroma me hacía respira mejor, ese perfume entró en mí llenándome de paz y amor,
solo esta yo ahí, ¡Que ironía!
Como era posible que nadie más viera lo que yo veía.
Fue como si el mundo hubiese dejado de andar,
-era como si yo solo vivía.

Me tire y rodee entre el césped verde, me grabe entre las gardenias, jugué, canté, reí.
Era como una ilusión que nunca acaba, que nunca se va.
Todo era para mí y yo al igual era para todo aquello que me respiraba.

Eran cientos y cientos de gardenias blancas, aves cantando,
¡el cielo era más azul!
era la esencia que tanto podemos imaginar, la esencia que nunca volví a tener.
se que el tiempo se detenía en ese lugar, se que la brisa me imaginaba y yo pude sentirme en ella. La vida comenzó, la vida desapareció, morí, viví, ahora no lo se.
No se como pude salir puesto que nunca quise. Hoy se que no quiero.

Cuando el mundo se detiene ante ti y solo caminas y te detienes a ver lo hermoso que es respirar aire limpio, la vida termina, tu cuerpo deja de sentirse mal.
sientes como tu piel se va llenado de paz y más paz.


Y vuelve ese lejano pariente del olvido…

Recuerdo que era aun de día y que el día seguía siendo día, nunca se obscureció el cielo, pero ya era tarde para mí, era suficiente, fue como una eternidad estar en esa libertad.

Salí por la misma puerta de cristal que daba al mismo pasillo de luz y corrí hacia la calle sin mirar a tras, sabia que si volteaba podría volver y quedarme ahí para siempre.

Eran las 6 de la tarde, hice parada y subí, llegué a casa, no había nadie ni mamá ni papa. ¡Nadie!
Sonó el teléfono,
-contesté, era mi hermana,
-lloró y me pasó a mi madre,
-ella también lloró.
Dentro de mi algo se partió, me rompí desde lo más profundo de mi ser y caí al suelo.
Ahora no era fascinante que el mundo se detuviera para que yo estuviese en calma.

Mi padre había muerto dos días después del jardín, el 15 de mayo del 2020
-yo no entendía,
-colgué,
Encontré un calendario puesto en la pared de la cocina de mamá, vi que era 13 de enero del 2023.
Yo había desaparecido tres años.





Escrito por: Araly Aguirre